Y la verdad tengo especial admiración en los padres que educan en casa, por atreverse, por la dedicación continua y por la energía que ponen en ello.
Yo como madre no tengo esa valentía, y no me encuentro capacitada para desarrollar esa actividad, pero si intento que redescubramos entre todos los de la familia, la inquietud de descubrir, el valor de lo simple y la felicidad cuando aprendemos algo.
Los paseos son nuestro fuerte, aprovechando que vivimos en un lugar de privilegio, cada paseo se transforma en un viaje de emociones, de descubrimientos y de contacto continuo con nuestra madre tierra.
La semana pasada o la otra ya no recuerdo, fuimos a dar un paseo y visitar un castillo, en el camino cruzamos vacas, terneros que mamaban, hormigas enormes y pequeñas, pájaros carpinteros que se ocultaban pero se dejaban sentir.
Caminamos juntos, sin separarnos, digamos que técnica de equipo.
Estoy feliz de poder darle a mi hijo lo que le damos, poder fomentar su interés, aprender que sus tiempos son distintos y que nada perdemos con esperar 5 minutos y poder observar algo que a el le maravilla pero que a nosotros también.
En mi afán de educarlo de la mejor manera, estoy aprendiendo a mirar por sus ojos, a trabajar mi paciencia de adulta y dejarme llevar por mi niña interna, así encuentro relajación y gozo absoluto.
Cada día me importa menos las presiones que los adultos nos imponemos, a veces las observo desde fuera y me río de mi misma...
Crecer en libertad creo que puede ser una de las mejores cosas que podemos recibir..
A disfrutar chiquito mío, mami esta a tu lado como una niña más...
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